Los datos de marzo sobre los Índices de Gerentes de Compras (PMI) en China sorprendieron positivamente al mostrar una aceleración en la actividad económica, que fue más vigorosa de lo habitual después de las vacaciones del Año Nuevo Lunar. Tanto la producción como la demanda experimentaron un impulso, con el indicador manufacturero volviendo a territorio expansivo y el índice no manufacturero mostrando un crecimiento más sólido. Sin embargo, persisten preocupaciones sobre la sostenibilidad de esta recuperación. Las presiones deflacionarias continúan siendo significativas, la crisis inmobiliaria aún no ha sido resuelta por completo y la expansión del crédito ha disminuido en los primeros meses del año. Recordemos que el año pasado, una situación similar de optimismo inicial en los PMI fue seguida por debilidad económica, cuando las autoridades comenzaron a reducir gradualmente los estímulos monetarios y fiscales. Para evitar una repetición de este escenario, el gobierno necesitará aumentar su apoyo a la economía.

El repunte en los indicadores de exportaciones, junto con la fortaleza en la demanda externa, sugiere una recuperación más amplia de la economía china. El gobierno también ha implementado medidas para impulsar el gasto interno, proporcionando fondos gubernamentales para fomentar la sustitución de bienes viejos, lo que debería beneficiar a las empresas industriales. Sin embargo, aún se desconocen los detalles específicos de estas medidas.

En resumen, a pesar de estas señales positivas, algunos indicadores, como la contracción en el subíndice de precios de producción, sugieren que persisten las presiones deflacionarias. Además, la debilidad en el empleo y los precios bajos plantean desafíos para la recuperación económica a largo plazo. Por lo tanto, es necesario seguir impulsando la demanda interna y externa para mantener la estabilidad y el crecimiento económico.